El sol ya baña la isla con los primeros rayos de la mañana, pero en Famara, protegida por el acantilado, aún se pasea la bruma. En los picos del acantilado la luz se prepara para conquistar la playa.
Cada día es nuevo en Famara. Cien veces que vayas verás cien formas distintas de Famara, a cual más cautivadora.