Para personas como yo, que conocimos este lugar hace cuarenta años, verlo en la situación en que se encuentra ahora es todo un regocijo. Se utilizó como vertedero tanto por la vecindad como por las fábricas que se encontraban en sus riberas. Ahora va recobrando su belleza y se convierte en un verdadero icono de la capital de Lanzarote.
La otra ribera, apuntando a Casa Ginory y el puente que da acceso desde la calle Juan de Quesada.
Detalle de las barcas.
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